TRACK ALOJADO EN WIKILOC DE LA QUINTA ETAPA:
Día 29 de junio, llegamos a lo que a la
postre sería el ecuador de nuestro Camino de Santiago. En la jornada de hoy nos
hemos levantado una hora más tarde de lo que lo habíamos hecho días atrás con
el objetivo de poder recuperar algo de fuerzas pero por el contrario no sería
así para mí. Son las 7.00 horas de la mañana y estamos en Salamanca. La noche
ha sido la peor de todo mi camino ya que no he dormido ni media hora seguida en
ningún momento y continuamente he tenido que levantarme al baño por culpa de
mis molestias gástricas, unido al tremendo ruido que se
escuchaba desde la habitación debido a la movida nocturna salmantina. Aurelio
en cambio parece haberse recuperado después de la mala tarde que había pasado
al llegar a la pensión aunque parece ser que tanto las fuerzas de él, las de
Esteban y las mías no estarán en las mejores condiciones para afrontar la etapa
de hoy sábado.
Yo incluso les llego a decir a mis compañeros
de viaje que si lo prefieren pueden tirar sin mí en esta etapa ya que no me
encuentro nada bien, con muy pocas fuerzas que me hacen presagiar que hoy será
un día largo y duro. Tanto es así que no soy capaz ni de bajar mi
bicicleta del tercer piso donde se situaba nuestra pensión en la misma Plaza
Mayor, siendo el amigo Esteban el perjudicado por mi situación, teniéndome que echar una mano para bajarla. Ahora me doy cuenta de lo que pasó él
en nuestro segundo día en Cañaveral. La verdad,
les puedo asegurar que es una sensación
bastante “jodida” en la que tu cabeza sabe que en pocos minutos tienes que
empezar a pedalear pero por el contrario tu cuerpo se resiste a montarse en la
bicicleta.
A pesar de todo, el cuerpo es sabio, sabe
dosificarse y hacer frente a estos contratiempos. Antes de emprender nuestra
marcha de nuestra quinta etapa desayunamos tranquilamente en uno de los bares
situados en la Plaza Mayor de Salamanca. Allí tanto Javi, Aurelio y Esteban se toman
un café con tostadas mientras yo en cambio prefiero no probar nada de sólido y empezar
una dieta a base de “Acuarius” para ver si va remitiendo mi malestar y sobre
todo para evitar deshidratarme por el camino.
Después de ver varios “personajes” aparecer
por la plaza, que demuestran haber pasado una gran noche pero que quizás se les
hizo el final demasiado tarde, decidimos empezar a restar kilómetros a nuestra
etapa. La anécdota del día la encontramos antes de salir de la ciudad, cuando
un grupo de jóvenes en post-estado de embriaguez nos pararon para preguntarnos
por nuestro camino y a su vez para decirnos que el amigo Aurelio iba con “neumáticos
de lluvia” con lo que le sería más difícil seguirnos. Nos hizo tanta gracia que
este comentario volvería a ser la comidilla en futuras etapas al ver que el pobre Aurelio iba con una cubierta
no apta para el clima que estábamos teniendo. Una vez abandonado ya Salamanca
salimos en dirección Zamora, ciudad donde fijamos nuestra meta en el día de
hoy. Haremos íntegramente toda la etapa por carretera nacional para evitar
castigarnos más de lo que ya vamos.
La 5ª etapa la haríamos por carretera nacional
Como bien se muestra en el perfil serán en
torno a 70 kms pedaleando, una de las más cortas y más cómodas de nuestro
Camino por la Vía de la Plata aunque a pesar de ser llana y
en ligero descenso debo comentar que hasta el kilómetro 40 nos vamos a ir
encontrando con una carretera muy recta con sucesivos sube y bajas que se hacen bastante pesados, unido a su vez a las altas temperaturas que
nos van acompañando en el día de hoy.
Hay que añadir que esta etapa será de
las más aburridas debido a la vía que elegimos seguir. A su favor debo decir que
siempre que uno vaya con unas condiciones no muy aptas para pedalear lo mejor
es tirar por carretera, pero si no es así, para poder disfrutar del paisaje y
evitar circular con vehículos a motor, con el riesgo que ello conlleva, lo
mejor es tirar por los caminos de tierra.
Nuestro primer sello en esta jornada lo
ponemos en la localidad de Calzada de Valduciel, justamente a su entrada, (km
324 de la Nacional), en el Restaurante La Herradura, una vez que ya hemos
recorrido los primeros 15 kilómetros de hoy. En este restaurante aprovechamos
para volver a hidratarnos y para recuperar algo de fuerzas. Personalmente sigo
con alguna que otra molestia en el estómago y siento como incluso estando
montando en la bicicleta mis ojos tienden a cerrarse debido a lo poco que he
dormido la noche anterior, aunque debo de decir que esta sensación se me fue
pasando rápido.
Sin mucho más que contar, pues la monotonía
de la carretera no da para mucho, nuestro siguiente punto en la cabeza para parar
de nuevo sería la localidad de El Cubo del Vino. Sí, lo han oído bien, existe
un pueblo que se llama así. Esta localidad es el primer municipio de la
provincia de Zamora por la que pasamos todos los peregrinos y que a su vez se
encontraba más o menos en la mitad de nuestra etapa.
Albergue de El Cubo del Vino
Allí volvemos a sellar,
esta vez en un establecimiento comercial muy pequeño en el que aprovechamos
para comprar suministros tanto de líquido como de sólido. De aquí callejeamos
unos metros para dirigirnos a la plaza del pueblo donde también se encuentra su
Ayuntamiento. Después de unos minutos comiendo algo de fruta volvemos a
subirnos a nuestras compañeras fieles de viaje para ir encarando los últimos
kilómetros con el fin de llegar cuanto antes a Zamora.
Dejando la provincia de Salamanca y entrando en la de Zamora
A nuestro favor podríamos decir que lo más
duro de la etapa ya lo habiamos salvado. Faltando tan solo 15 kilómetros para
llegar a Zamora la carretera iba a ir tornando ligeramente hacia abajo con lo
que nos iba a permitir aumentar la velocidad y pedalear con una cadencia mucho
más cómoda de la que llevábamos. A partir de aquí ya solo pasaríamos por dos
localidades, Corrales del Vino y Morales del Vino. Sobra decir que por esta
zona debe ser muy típica la actividad vinícola a razón de los nombres de los
pueblos por los que íbamos pasando.
Poco a poco ya íbamos acercándonos a la
bonita ciudad de Zamora la cual nos recibía con bastante calor en torno a las
14.00 horas del mediodía. Después de circular por una carretera bastante
cargada de tráfico fuimos dirigiéndonos hacia la zona monumental donde se
encuentra el Albergue de Peregrinos. Uno de los albergues más cómodos de todo
nuestro camino y que actualmente está controlado por una chica francesa y un
chico italiano muy amables y bastante hospitalarios.
En la puerta del Albergue de Zamora
Una vez llegados allí,
guardamos nuestras bicicletas, nos registramos como peregrinos y nos acomodamos en nuestra habitación que compartiríamos con tres
peregrinos que iban a pie y con el amigo Máximo, aquel bicigrino del que ya
hablé en una anterior entrada y con el cual nos volvíamos a cruzar en nuestro
camino.
Escritura en la puerta del Albergue de Zamora
Por fin hemos logrado salvar una de las
etapas más fáciles en cuento a su perfil pero que se nos volvería muy
complicada debido a todos los problemas físicos que veníamos arrastrando. Por la tarde aprovecharíamos para hacer algo
de turismo por la ciudad la cual se encontraba con mucho ambiente ya que durante
estos días coincidía con las fiestas patronales. Para visitar la misma nos ayudó la simpática y guapa Cristina, una
compañera de trabajo de Javi que es de allí
y que nos enseñó en el poco tiempo que disponíamos de lo más
representativo monumentalmente se refiere de Zamora. Hay que decir que es una
ciudad con mucho encanto pero que quizás con mi malestar persistente hiciera que no la disfrutara como se merecía teniendo que
abandonar la visita guiada y dirigirme al Albergue para poder descansar.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
ALOJAMIENTO
En Zamora tan solo hay un albergue para
peregrinos pero este la verdad hay que decir que es uno de los mejores que nos
vamos a encontrar en nuestro camino. Es relativamente nuevo inaugurado en el año 2008. Se encuentra en el mismo centro histórico
de la ciudad y actualmente no tiene ningún coste económico para poder pernoctar,
siendo tan solo la voluntad del peregrino lo que desee aportar para la
contribución de su mantenimiento y a la vez su continuidad. Las habitaciones con
literas son bastante acogedoras, algo estrechas entre unas camas y otras pero
con una limpieza espectacular. Dispone de todos los servicios necesarios e
incluso al día siguiente los chicos encargados del albergue hacen un gran
desayuno gratuito para todos los que están alojados. Personalmente debo de decir
que este tipo de albergues es el que humaniza más aun el Camino de Santiago,
ayuda a relacionarse a todos los peregrinos allí presentes y a compartir todas
las anécdotas y experiencias vividas por cada uno en sus diferentes trayectos.
Concretamente cuando nosotros nos alojamos en Zamora, podría haber en torno a
20 personas más con lo que sería el más concurrido desde que salimos de Mérida.
Tengo que calificarlo con muy buena nota y desde aquí animar a otras ciudades a seguir contribuyendo con este histórico trazado
con la puesta en marcha de esta clase de Albergues.
Habitación del Albergue
MÁS INFORMACIÓN DEL ALBERGUE: http://www.zamora.es/lang/serviciosturisticos/9236/
El albergue de Zamora es uno de los mejores de cualquier camino a Santiago.
ResponderEliminarAsí es Eduardo, en toda la Vía de la Plata, que es el que hicimos nosotros, nos encontramos un poco de todo en cuanto a los Albergues, pero debo de decirte que en el de Zamora es uno de los mejores y donde se respira realmente la esencia de la peregrinación, compartiendo las experiencias con el resto de personas alojadas allí. También te recomiendo los albergues de Casa Anita en Santa Croya de Tera y el de Casa Luz en Puebla de Sanabria, eso sí, siempre que elijas la variante sanabresa para llegar a Compostela
Eliminar