TRACK ALOJADO EN WIKILOC DE LA CUARTA ETAPA:
28 de junio de 2013. Cuarta
jornada de pedaleo y de nuevo suena el despertador a las 6.30. Por delante en
el día de hoy tenemos una etapa rompe piernas con muchos sube y bajas y con el
Pico de la Dueña como dificultad más destacable que salvar. Nuestra meta en el
día de hoy es Salamanca donde esperamos llegar para la hora de comer con el fin
de poder disfrutar y visitar bien la ciudad.
Una vez cerrado a cal y canto
nuestro peculiar albergue de Valverde de Valdelacasa nos fijamos como primera
parada la localidad de Fuenterroble de Salvatierra donde desayunamos. Hasta
llegar aquí recorremos unos 12 kms que son de autentica subida. En apenas 8
kms, pasamos de rodar en torno a los 700 metros para llegar a alcanzar los 1000 metros de altitud.
Esto a primera hora de la mañana y sin nada de alimento en el cuerpo ya os
aseguro que se hace bastante duro. A todo esto hay que sumar el tremendo frío
que hace a estas horas por la zona de Béjar con lo que es necesario abrigarse
con cualquier prenda que tengamos a nuestro alcance y sino que se lo digan al
amigo Esteban quien se improvisó un traje de invierno con las perneras de los
pantalones desmontables que llevábamos.
Cerrado el albergue tocaba ya empezar una nueva etapa
Después de superar esta tremenda
subida vamos en ligero descenso hasta llegar a Fuenterroble donde no tardamos
mucho en dar con el primer bar abierto de la mañana para desayunar unas buenas
tostadas y ya de paso poner nuestro primer sello del día en nuestras
credenciales y como no, revisar una vez más nuestra hoja de ruta para el día de
hoy. De nuevo volvemos a encontrarnos con los amigos bicigrinos sevillanos
quienes habían pernoctado en el albergue de esta localidad. Los dejamos
desayunando y emprendemos de nuevo nuestra marcha. Esta vez iremos por los
campos salmantinos en busca del Pico de la Dueña cuya altura máxima supera los 1.100 metros . En este
tramo nos vamos encontrando numerosas cigüeñas que nos hacen sentirnos como en
casa y vamos viendo nuevos símbolos del Camino muy diferentes a los que se
pueden ver en tierras extremeñas. Hasta llegar al inicio de la subida todo el
camino de tierra y un pequeño tramo de calzada al final se hacen bastante
cómodo, siendo prácticamente llano o en bajada, tan solo algún que otro ligero
repecho que salvamos sin ninguna dificultad.
Iglesia de Fuenterroble de Salvatierra
Cigüeñas volando a nuestro paso por el camino
Cruces de madera antes de llegar al Pico de la Dueña
Pero en estos casos, como suele
decirse, todo lo que sube, baja y viceversa, por tanto lo que íbamos bajando lo
tendríamos que subir. Y efectivamente era sí. Nos situamos en torno al km 18 de
etapa a los pies del Pico de la Dueña, una dificultad montañosa que se pasa
bastante bien aunque en ocasiones llegas a desesperarte al ver sus largas rampas
que no parecen llegar nunca a su fin. No es el típico puerto en el que vas bordeándolo
con numerosas curvas, todo lo contrario, el Pico de la Dueña es prácticamente
una cuesta en la que ves a lo lejos numerosos molinos de vientos, poco a poco
te vas acercando a ellos y una vez los tienes prácticamente al lado, cuando ya
has estado subiendo unos 10 kms, llegas a una gran bajada de unos 6 kms. Pero
ojo, no serán todos bajando, pues en mitad de la misma, nos encontraremos otro
duro repecho que nos hará levantarnos de nuestras bicicletas con el fin de
coger una postura cómoda y que no nos castigue demasiado.
Primeras rampas del Pico de la Dueña
Salvado la dificultad montañosa aun faltaban cortos pero duros repechos
Desde que salimos de Fuenterroble
de Salvatierra no hemos vuelto a pasar por ninguna población, tan solo alguna
que otra finca de cerdos nos hace ver que en este lugar existe actividad
humana. Proseguimos en dirección esta vez en busca de la siguiente localidad,
San Pedro de Rozados. Hasta llegar aquí hemos venido alternando una parte de
carretera comarcal y finalmente una caminito que se corresponde con el original
de la Vía de la Plata pero que posee bastante vegetación que nos hace ir
rozando continuamente nuestras alforjas con todo lo que vamos cogiendo a
nuestro paso. Parece un milagro que ni uno de los cuatro hayamos pinchando
todavía alguna rueda desde que salimos desde Mérida y más aun cuando
atravesamos este tipo de veredas.
Granja con cerdos en la finca de Calzadilla del Mendigos
Una vez salvados este escollo ya
vamos viendo la localidad de San Pedro de Rozados donde nos dirigimos a su
Iglesia, la cual encontramos abierta. Dentro se encuentra el párroco de la
misma en plena faena de mantenimiento y preparando al Santo para las fiestas
del pueblo. Allí ponemos el segundo sello de la jornada y continuamos con
nuestro camino, aunque cuando ya estábamos prácticamente saliendo del pueblo el
amigo Javi se da cuenta de que no lleva el iphone con lo que da marcha atrás a
la iglesia para ver si está. Finalmente estaba donde lo había dejado y la
adrenalina que había recuperado al bajar el Pico de la Dueña, en pocos segundos
le volvió a subir de 0 a
100. Quizás los demás que íbamos con él sabíamos que esto podía pasar al sacar
tanto el móvil incluso cuando iba montado en la bicicleta…..maldito juego de
fútbol de Mourinho y sus fichajes jaja.
Después de este pequeño
contratiempo nos dirigimos a la localidad de Morille, a través de un camino de
tierra en muy buen estado. Aquí paramos unos minutos a repostar “Carburos” que
por cierto debemos comentar que el agua de la fuente de esta localidad no sabía
nada bien, tenía un sabor a tierra. Nos paramos en un bar adornado con bufandas
y banderolas del equipo del Salamanca donde aprovechamos para hablar de fútbol
después de muchos días sin hacerlo. En ese momento entran por la puerta dos de
los bicigrinos sevillanos quienes paran también para refrigerarse y para
esperar al resto de sus compañeros que prefirieron irse por otro camino.
Nosotros una vez retomadas fuerzas decidimos encarar los últimos 20 kms de la etapa.
De momento vamos en muy buena hora y la idea inicial de llegar a Salamanca al
mediodía para comer se estaba cumpliendo.
Fuente de agua potable
Como podrán ver en el perfil de
nuestra etapa alojada en Wikiloc, el track indica que prácticamente desde
Morille hasta llegar a Salamanca es en continua bajada, pero siento decirle que
cuando vean este tipo de perfiles no se hagan muchas ilusiones pues parece que
todo va a ser bajar, pero todo lo contrario, el camino se llena de continuos
repechos que nos hacen desesperar e incluso dejar de mirar la hoja de ruta para
no desanimarnos en los últimos kilómetros del día. Hay que decir a este
respecto que lo que va bajando es la altitud general de la etapa pero al
hacerse este descenso en muchos kilómetros no lo notamos mucho a la hora de ir
pedaleando.
Seguíamos restándole
kilómetros a los campos de pastos cercanos a Salamanca cuando a lo lejos ya
empezamos a divisar la ciudad. Sin ningún tipo de arboleda ya solo nos faltaban
pasar unas últimas subidas duras con alguna curvita sinuosa que nos llevaría a
un punto alto donde nos encontraríamos con una cruz de hierro que posee una
figura del Apóstol Santiago. Aprovechamos para hacernos fotos y disfrutar de la
espectacular vista que tiene Salamanca desde nuestra posición. En ese instante
aprovecho para mirar el móvil y veo un mensaje a través de WhatsApp de mi amigo
Maty quien nos da la mala noticia de que el amigo Justo, subdirector de la
Residencia Universitaria donde estuvimos varios años tanto Javi como yo, ha
fallecido después de no poder superar una enfermedad. Son momentos algo duros y
en los que se te vienen a la cabeza muchos recuerdos vividos, incluso daba la
casualidad que habíamos estado con él en una excursión de fin de semana precisamente
en Salamanca. Personalmente y también por parte de Javi, que lo conocimos bien,
esta jornada iba a ir dedicada al amigo Justo que desde ese lugar quisimos
acordarnos de los buenos y muchos momentos vividos.
Llegando a Salamanca
Junto con la Cruz de Hierro y al fondo la ciudad de Salamanca
Detalle en la Cruz de Hierro
Nuestro camino a pesar de todo
debía continuar. Estábamos a las puertas de la ciudad de Salamanca y como casi siempre
ocurría para no variar terminaría nuestra etapa en subida. Entramos en torno a
las dos del mediodía en la ciudad a través de su puente romano donde ya al
fondo se dejaba ver su espectacular Catedral, lugar donde paramos a realizarnos
las primeras fotografías una vez dada por concluida nuestra cuarta etapa.
Entrando por el puente romano
Posteriormente nos dirigimos a
comer a un bar cercano, en plan tapeo y pizzas, siendo allí donde el dueño nos
da la referencia de una pensión que se encuentra en la misma Plaza Mayor y que
finalmente sería donde nos alojaríamos ese día. Hasta aquí todo bien, pero la cosa
según fueron pasando las horas se irían torciendo para tres de nosotros, en
concreto a Esteban, Aurelio y a un servidor. Ya por la tarde después de
recuperar fuerzas tras una pequeña siesta en la pensión, en primer lugar
Aurelio tuvo que quedarse en la habitación y ausentarse de la pequeña visita
que realizamos los demás por los monumentos típicos de la ciudad. En principio
parecía todo ser algún virus gástrico junto con el cansancio acumulado pero que
nos hizo recordar los problemas que ya habíamos tenido en la segunda jornada a
nuestro paso por Cañaveral con Esteban.
Por otro lado, tanto Javi, Esteban
y yo aprovechamos para pasear por la bonita ciudad de Salamanca y posteriormente
cenar en la misma Plaza Mayor en un restaurante italiano algo de pasta. Hasta
ahí todo bien, lo malo viene cuando llegó la hora de dormir. Tanto a Esteban
como a mí nos vinieron los mismos síntomas que al amigo Aurelio, con lo que
nuestra suerte estaba en manos de un posible virus el cual podía poner en
peligro nuestro Camino. Tan solo se salvaba el amigo Javi, quien añadía que
todo podía deberse a que nosotros éramos tíos menos “RECIOS” jeje…
Una gozada llegar a la Plaza Mayor de Salamanca
El amigo Javi después de haber encontrado la famosa rana
Cenando en la Plaza Mayor
Personalmente y quizás también la
del amigo Aurelio, fue una de nuestras peores noches, una en la que menos horas
dormimos, bien por la molestia estomacal que teníamos en ese momento, como también
por el tremendo ruido que se escuchaba desde la habitación hasta altas horas de
la madrugada. En definitiva, que Salamanca es una gran ciudad pero que por todo
lo acontecido nosotros la recordaremos como uno de nuestros peores días del
Camino. Más tarde pudimos conversar con los amigos bicigrinos de Sevilla y al
igual que nosotros ellos también se vieron afectados, siendo por tanto lo más
probable algún tema relacionado con el agua o quién sabe qué.
ALOJAMIENTO
Una vez llegados a Salamanca
decidimos que lo mejor de hoy sería alojarnos en algún hostal o pensión barata
para poder descansar mejor que en un posible albergue que pudiera estar
masificado. “Craso error” el que cometimos por lo que se nos vino encima y ya
os he contado en párrafos anteriores.
Lo que a la habitación se refiere
de la Pensión “Los Ángeles” (50€ entre los cuatro) la verdad que estaba
bastante bien, al igual que de precio. Los baños eran compartidos con el resto
de personas alojadas aunque no tuvimos que guardar turno para poder ducharnos
con nadie. En cuanto a la hospitalidad de los dueños, que son de nacionalidad
brasileña fue sensacional, dándonos en todo momento facilidades a la hora de
guardar nuestras bicicletas y lavar la ropa. Tan solo como únicos inconvenientes veo que la pensión se encontraba en un tercer piso, sin ascensor, con un a escalera de gran pendiente que no nos ayudaría para nada ni a subir ni a bajar al día siguiente nuestras bicicletas y por otro lado como ya he comentado es la nula insonorización de la habitación con lo que parecía que estábamos de marcha nocturna hasta altas horas de la noche. Por lo que desde aquí decir a todos los peregrinos que lean estas líneas que no les recomiendo ni mucho menos pernoctar en la zona del centro de Salamanca ya que de lo contrario olvídense de descansar.
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