lunes, 15 de julio de 2013

Cuarta etapa: VALVERDE DE VALDELACASA - SALAMANCA

  TRACK ALOJADO EN WIKILOC DE LA CUARTA ETAPA:
28 de junio de 2013. Cuarta jornada de pedaleo y de nuevo suena el despertador a las 6.30. Por delante en el día de hoy tenemos una etapa rompe piernas con muchos sube y bajas y con el Pico de la Dueña como dificultad más destacable que salvar. Nuestra meta en el día de hoy es Salamanca donde esperamos llegar para la hora de comer con el fin de poder disfrutar y visitar bien la ciudad.

Una vez cerrado a cal y canto nuestro peculiar albergue de Valverde de Valdelacasa nos fijamos como primera parada la localidad de Fuenterroble de Salvatierra donde desayunamos. Hasta llegar aquí recorremos unos 12 kms que son de autentica subida. En apenas 8 kms, pasamos de rodar en torno a los 700 metros para llegar a alcanzar los 1000 metros de altitud. Esto a primera hora de la mañana y sin nada de alimento en el cuerpo ya os aseguro que se hace bastante duro. A todo esto hay que sumar el tremendo frío que hace a estas horas por la zona de Béjar con lo que es necesario abrigarse con cualquier prenda que tengamos a nuestro alcance y sino que se lo digan al amigo Esteban quien se improvisó un traje de invierno con las perneras de los pantalones desmontables que llevábamos. 
 Cerrado el albergue tocaba ya empezar una nueva etapa 

Primeras rampas duras al inicio de la jornada

Después de superar esta tremenda subida vamos en ligero descenso hasta llegar a Fuenterroble donde no tardamos mucho en dar con el primer bar abierto de la mañana para desayunar unas buenas tostadas y ya de paso poner nuestro primer sello del día en nuestras credenciales y como no, revisar una vez más nuestra hoja de ruta para el día de hoy. De nuevo volvemos a encontrarnos con los amigos bicigrinos sevillanos quienes habían pernoctado en el albergue de esta localidad. Los dejamos desayunando y emprendemos de nuevo nuestra marcha. Esta vez iremos por los campos salmantinos en busca del Pico de la Dueña cuya altura máxima supera los 1.100 metros. En este tramo nos vamos encontrando numerosas cigüeñas que nos hacen sentirnos como en casa y vamos viendo nuevos símbolos del Camino muy diferentes a los que se pueden ver en tierras extremeñas. Hasta llegar al inicio de la subida todo el camino de tierra y un pequeño tramo de calzada al final se hacen bastante cómodo, siendo prácticamente llano o en bajada, tan solo algún que otro ligero repecho que salvamos sin ninguna dificultad.

Iglesia de Fuenterroble de Salvatierra

Cigüeñas volando a nuestro paso por el camino 
Cruces de madera antes de llegar al Pico de la Dueña 
Pero en estos casos, como suele decirse, todo lo que sube, baja y viceversa, por tanto lo que íbamos bajando lo tendríamos que subir. Y efectivamente era sí. Nos situamos en torno al km 18 de etapa a los pies del Pico de la Dueña, una dificultad montañosa que se pasa bastante bien aunque en ocasiones llegas a desesperarte al ver sus largas rampas que no parecen llegar nunca a su fin. No es el típico puerto en el que vas bordeándolo con numerosas curvas, todo lo contrario, el Pico de la Dueña es prácticamente una cuesta en la que ves a lo lejos numerosos molinos de vientos, poco a poco te vas acercando a ellos y una vez los tienes prácticamente al lado, cuando ya has estado subiendo unos 10 kms, llegas a una gran bajada de unos 6 kms. Pero ojo, no serán todos bajando, pues en mitad de la misma, nos encontraremos otro duro repecho que nos hará levantarnos de nuestras bicicletas con el fin de coger una postura cómoda y que no nos castigue demasiado.

Primeras rampas del Pico de la Dueña
 Salvado la dificultad montañosa aun faltaban cortos pero duros repechos

Desde que salimos de Fuenterroble de Salvatierra no hemos vuelto a pasar por ninguna población, tan solo alguna que otra finca de cerdos nos hace ver que en este lugar existe actividad humana. Proseguimos en dirección esta vez en busca de la siguiente localidad, San Pedro de Rozados. Hasta llegar aquí hemos venido alternando una parte de carretera comarcal y finalmente una caminito que se corresponde con el original de la Vía de la Plata pero que posee bastante vegetación que nos hace ir rozando continuamente nuestras alforjas con todo lo que vamos cogiendo a nuestro paso. Parece un milagro que ni uno de los cuatro hayamos pinchando todavía alguna rueda desde que salimos desde Mérida y más aun cuando atravesamos este tipo de veredas.
 Granja con cerdos en la finca de Calzadilla del Mendigos

Vereda con mucha vegetación al llegar a San Pedro de Rozados
Una vez salvados este escollo ya vamos viendo la localidad de San Pedro de Rozados donde nos dirigimos a su Iglesia, la cual encontramos abierta. Dentro se encuentra el párroco de la misma en plena faena de mantenimiento y preparando al Santo para las fiestas del pueblo. Allí ponemos el segundo sello de la jornada y continuamos con nuestro camino, aunque cuando ya estábamos prácticamente saliendo del pueblo el amigo Javi se da cuenta de que no lleva el iphone con lo que da marcha atrás a la iglesia para ver si está. Finalmente estaba donde lo había dejado y la adrenalina que había recuperado al bajar el Pico de la Dueña, en pocos segundos le volvió a subir de 0 a 100. Quizás los demás que íbamos con él sabíamos que esto podía pasar al sacar tanto el móvil incluso cuando iba montado en la bicicleta…..maldito juego de fútbol de Mourinho y sus fichajes jaja.
Iglesia de San Pedro de Rozados
Después de este pequeño contratiempo nos dirigimos a la localidad de Morille, a través de un camino de tierra en muy buen estado. Aquí paramos unos minutos a repostar “Carburos” que por cierto debemos comentar que el agua de la fuente de esta localidad no sabía nada bien, tenía un sabor a tierra. Nos paramos en un bar adornado con bufandas y banderolas del equipo del Salamanca donde aprovechamos para hablar de fútbol después de muchos días sin hacerlo. En ese momento entran por la puerta dos de los bicigrinos sevillanos quienes paran también para refrigerarse y para esperar al resto de sus compañeros que prefirieron irse por otro camino. Nosotros una vez retomadas fuerzas decidimos encarar los últimos 20 kms de la etapa. De momento vamos en muy buena hora y la idea inicial de llegar a Salamanca al mediodía para comer se estaba cumpliendo.
 Fuente de agua potable
En el Ayuntamiento de Morille
Como podrán ver en el perfil de nuestra etapa alojada en Wikiloc, el track indica que prácticamente desde Morille hasta llegar a Salamanca es en continua bajada, pero siento decirle que cuando vean este tipo de perfiles no se hagan muchas ilusiones pues parece que todo va a ser bajar, pero todo lo contrario, el camino se llena de continuos repechos que nos hacen desesperar e incluso dejar de mirar la hoja de ruta para no desanimarnos en los últimos kilómetros del día. Hay que decir a este respecto que lo que va bajando es la altitud general de la etapa pero al hacerse este descenso en muchos kilómetros no lo notamos mucho a la hora de ir pedaleando.

Seguíamos restándole kilómetros a los campos de pastos cercanos a Salamanca cuando a lo lejos ya empezamos a divisar la ciudad. Sin ningún tipo de arboleda ya solo nos faltaban pasar unas últimas subidas duras con alguna curvita sinuosa que nos llevaría a un punto alto donde nos encontraríamos con una cruz de hierro que posee una figura del Apóstol Santiago. Aprovechamos para hacernos fotos y disfrutar de la espectacular vista que tiene Salamanca desde nuestra posición. En ese instante aprovecho para mirar el móvil y veo un mensaje a través de WhatsApp de mi amigo Maty quien nos da la mala noticia de que el amigo Justo, subdirector de la Residencia Universitaria donde estuvimos varios años tanto Javi como yo, ha fallecido después de no poder superar una enfermedad. Son momentos algo duros y en los que se te vienen a la cabeza muchos recuerdos vividos, incluso daba la casualidad que habíamos estado con él en una excursión de fin de semana precisamente en Salamanca. Personalmente y también por parte de Javi, que lo conocimos bien, esta jornada iba a ir dedicada al amigo Justo que desde ese lugar quisimos acordarnos de los buenos y muchos momentos vividos.

 Llegando a Salamanca
 Junto con la Cruz de Hierro y al fondo la ciudad de Salamanca
Detalle en la Cruz de Hierro
Nuestro camino a pesar de todo debía continuar. Estábamos a las puertas de la ciudad de Salamanca y como casi siempre ocurría para no variar terminaría nuestra etapa en subida. Entramos en torno a las dos del mediodía en la ciudad a través de su puente romano donde ya al fondo se dejaba ver su espectacular Catedral, lugar donde paramos a realizarnos las primeras fotografías una vez dada por concluida nuestra cuarta etapa.
 Entrando por el puente romano
En la Catedral de Salamanca
Posteriormente nos dirigimos a comer a un bar cercano, en plan tapeo y pizzas, siendo allí donde el dueño nos da la referencia de una pensión que se encuentra en la misma Plaza Mayor y que finalmente sería donde nos alojaríamos ese día. Hasta aquí todo bien, pero la cosa según fueron pasando las horas se irían torciendo para tres de nosotros, en concreto a Esteban, Aurelio y a un servidor. Ya por la tarde después de recuperar fuerzas tras una pequeña siesta en la pensión, en primer lugar Aurelio tuvo que quedarse en la habitación y ausentarse de la pequeña visita que realizamos los demás por los monumentos típicos de la ciudad. En principio parecía todo ser algún virus gástrico junto con el cansancio acumulado pero que nos hizo recordar los problemas que ya habíamos tenido en la segunda jornada a nuestro paso por Cañaveral con Esteban.

Por otro lado, tanto Javi, Esteban y yo aprovechamos para pasear por la bonita ciudad de Salamanca y posteriormente cenar en la misma Plaza Mayor en un restaurante italiano algo de pasta. Hasta ahí todo bien, lo malo viene cuando llegó la hora de dormir. Tanto a Esteban como a mí nos vinieron los mismos síntomas que al amigo Aurelio, con lo que nuestra suerte estaba en manos de un posible virus el cual podía poner en peligro nuestro Camino. Tan solo se salvaba el amigo Javi, quien añadía que todo podía deberse a que nosotros éramos tíos menos “RECIOS” jeje…

 Una gozada llegar a la Plaza Mayor de Salamanca
 El amigo Javi después de haber encontrado la famosa rana
Cenando en la Plaza Mayor

Personalmente y quizás también la del amigo Aurelio, fue una de nuestras peores noches, una en la que menos horas dormimos, bien por la molestia estomacal que teníamos en ese momento, como también por el tremendo ruido que se escuchaba desde la habitación hasta altas horas de la madrugada. En definitiva, que Salamanca es una gran ciudad pero que por todo lo acontecido nosotros la recordaremos como uno de nuestros peores días del Camino. Más tarde pudimos conversar con los amigos bicigrinos de Sevilla y al igual que nosotros ellos también se vieron afectados, siendo por tanto lo más probable algún tema relacionado con el agua o quién sabe qué.

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ALOJAMIENTO
Una vez llegados a Salamanca decidimos que lo mejor de hoy sería alojarnos en algún hostal o pensión barata para poder descansar mejor que en un posible albergue que pudiera estar masificado. “Craso error” el que cometimos por lo que se nos vino encima y ya os he contado en párrafos anteriores.
Lo que a la habitación se refiere de la Pensión “Los Ángeles” (50€ entre los cuatro) la verdad que estaba bastante bien, al igual que de precio. Los baños eran compartidos con el resto de personas alojadas aunque no tuvimos que guardar turno para poder ducharnos con nadie. En cuanto a la hospitalidad de los dueños, que son de nacionalidad brasileña fue sensacional, dándonos en todo momento facilidades a la hora de guardar nuestras bicicletas y lavar la ropa.
Tan solo como únicos inconvenientes veo que la pensión se encontraba en un tercer piso, sin ascensor, con un a escalera de gran pendiente que no nos ayudaría para nada ni a subir ni a bajar al día siguiente nuestras bicicletas y por otro lado como ya he comentado es la nula insonorización de la habitación con lo que parecía que estábamos de marcha nocturna hasta altas horas de la noche. Por lo que desde aquí decir a todos los peregrinos que lean estas líneas que no les recomiendo ni mucho menos pernoctar en la zona del centro de Salamanca ya que de lo contrario olvídense de descansar.

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