TRACK DE LA OCTAVA ETAPA: OPORTO - PONTE DE LIMA
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Comienza
una nueva jornada, hoy la octava etapa nos espera con la idea inicial de llegar
a la localidad de Ponte de Lima y así seguir cumpliendo nuestra planificación
exhaustiva. Después de haber descansado bastante bien en el hostal que teníamos
en la ciudad de Oporto, nos disponemos a salir antes de las ocho de la mañana.
Hora
que de momento nos permite salir sin mucho tráfico por la bonita ciudad lusa,
tan sólo cruzándonos por las calles con algún que otro trabajador de limpieza.
Aún así, según vamos avanzando, el tráfico se irá intensificando en las afueras
de Oporto, teniendo que compartir la carretera con los vehículos a motor.
Sabemos
sobre el perfil que por delante tendremos una etapa larga, de algo más de 90
kilómetros y con un desnivel acumulado superior a los mil metros de altura, por
lo que nos resulta primordial el intentar llegar con buena hora al lugar de
destino.
Pero
este ímpetu de que todo salga milimetrado en ocasiones no es bueno y en esta
ocasión nada más salir de Oporto, con 7 kms., recorridos, a la altura de la
freguesía de Leça do Balio, sufrimos el primer pinchazo de todo el Camino por
culpa de un pequeño cristal que se clava en mi rueda delantera, obligándonos a
parar y repararla para poder continuar. Este imprevisto no nos resultará una
tarea sencilla, ya que al poner una nueva cámara, la boquilla de ésta se rompe
al meterle el aire, teniendo que volver nuevamente a realizar la operación de
cambiarla una vez más y con el agravante de que a partir de ahora iríamos tan
sólo con una cámara de repuesto para compartir los dos (Javi / Jairo).
Además
este contratiempo nos hace que perdamos cerca de media hora y que el tráfico
haya aumentado considerablemente pues nos encontramos en plena vorágine de una
nueva jornada laboral para los vecinos portugueses del municipio de Maia.
Iremos transitando por esta zona por la carretera pero siempre cuando tenemos
la oportunidad compartiremos la acera con los peatones avanzando con bastante
precaución.
En esta zona seguimos guiándonos por la flechas amarillas del
Camino que en ocasiones nos sacan del bullicio de los vehículos a motor para
aliviarnos de la tensión y volver a tramos adoquinados y algunos de caminos de
tierra sin nada de tránsito, momento en el que decidimos parar en un bar del
pueblo de Mereces para realizar un pequeño avituallamiento antes de llegar a
Barcelos.
Ya
en dicha localidad, Barcelos, situada ya en el distrito de Braga, Región Norte
de Portugal que cuenta con unos 60.000 habitantes en su núcleo principal
realizamos una nueva breve parada para poner un sello en las credenciales,
concretamente en la Iglesia del Buen Señor de Jesús de la Cruz, ya que es aquí
en esta ciudad donde se asocia la Leyenda del Gallo de Barcelos, el cual
constituye a su vez uno de los símbolos más distintivos de Portugal.
Una
vez proseguimos con nuestro pedalear, a partir de ahora nada tiene que ver la
tranquilidad que llevaremos con respecto a la primera mitad del recorrido de la
etapa de hoy, donde la influencia de la ciudad de Oporto hacía que no fuese
para nosotros una jornada hasta el momento bastante apacible. Ahora seguimos
pasando por pequeños freguesías rurales con algunos caminos empedrados y
rodeados de plantaciones agrícolas con abundantes maizales y con un terreno
algo abrupto, a veces algo embarrados y siempre en continuo sube y baja con
pendientes considerables a nuestro paso que nos hacen retorcernos sobre
nuestras bicicletas.
Una zona bastante llamativa en la que nos cruzaremos con
bastantes pueblos donde destacan sus iglesias, siendo un punto en el que parten
varios trazados del camino portugués hacia Santiago de Compostela, con lo que
tenemos que prestar atención para coger el que realmente queremos realizar, en
nuestro caso el Camino Portugués Central.
Será
en torno a los últimos treinta kilómetros los que se nos harán los más duros de
la etapa de hoy, aunque a su favor habría que reconocer que serán los más
espectaculares al ir transitando por tranquilos caminos de tierra encajonados
sobre un valle de grandes montes en el que ya comenzamos a divisar el Río Lima
y que nos indica que el punto final de la etapa está muy cerca, teniendo
previamente que salvar algunas subidas donde aprovecharemos para llenar
nuestros bidones de agua en fuentes que nos encontramos a nuestro paso.
Ya en
la última parte, donde afrontamos la bajada que nos dejará a los pie de la
localidad de nuestro destino, transitamos por caminos adoquinados, pasando por algunas
pequeñas casas de campo para por fin llegar a Ponte de Lima, villa portuguesa del
Distrito de Viana do Castelo de la región Norte y subregión de Minho-Lima, de
aproximadamente 2.800 habitantes
Esta ciudad se caracteriza por su arquitectura
rústica, su historia romana y por su amplio valle bañado como decíamos
anteriormente por el Río Lima donde una de sus mejores panorámicas es con el
puente romano que lo cruza y donde en sus orillas han puesto unos llamativos
centuriones donde nos realizamos unas instantáneas para el recuerdo.
Una
ciudad con mucho ambiente de turistas y que en estas fechas ve aumentada su
población habitual aprovechando el tirón de sus distintas fiestas y festivales
como era en este caso el de la cerveza. Tendría que añadir que tanto para comer
como para cenar encontramos lugares muy económicos y con una buena cocina en el
mismo centro urbano.
Después
de hacer algo de turismo nos quedaba volver a nuestro alojamiento, un hostal
que se encontraba a un par de kilómetros del Puente Romano, algo alejado pero
que nos sirvió para descansar y recuperar fuerzas de la que a la postre sería
la etapa más larga de nuestro Camino, con 93 kms., y así poder afrontar al día
siguiente nuestra penúltima jornada antes de llegar a Santiago de Compostela.
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